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Es probable que muchos papás y mamás hayan tenido que convivir con las dificultades para conciliar el sueño de sus hijos. Largas noches de intermitente somnolencia lleva a la desesperación y por consiguiente, a prácticas que a veces ponen en riesgo la salud de los niños.

“Existe una nueva tendencia, sobre todo en padres y madres jóvenes, para lograr que sus niños y bebés concilien el sueño. Se trata del uso de melatonina, una hormona producida por el cuerpo para regular el ciclo día-noche, cuyo uso farmacológico indiscriminado, sin supervisión médica, puede alterar este proceso, pudiendo a largo plazo, provocar incluso más problemas para dormir” explicó  Karina Rosso, neuropedriatra especialista en sueño de Clínica Somno.

Actualmente, la melatonina se vende en todas las farmacias del país sin receta médica, lo que hace que sea de fácil acceso: “Si bien no es un fármaco peligroso, existe una falta de educación evidente sobre su uso, ya que hemos llegado al abuso de esta hormona. Además, esto se ha transformado en una práctica relativamente masiva, que se transmite entre pares o buscando en Internet” agrega Rosso.

Uno de los trastornos del sueño que más afecta a lactantes y preescolares es el insomnio. Aproximadamente el 80% de estos casos se debe a factores ambientales y malos hábitos del sueño, tales como: mantención de alimentación nocturna a edades en que ya no es necesaria, conciliar el sueño o dormir en lugares y/o ambientes inadecuados, por ejemplo, hacer dormir en el auto o en el coche, el uso excesivo de pantallas, etc.

“En recién nacidos y lactantes de hasta 18 meses, es fundamental la implementación de buenos hábitos de sueño y alimentación. Ser ordenado con los horarios y no mal acostumbrar a dormir en lugares que no sea la cama del niño, termina siendo determinante. En tanto, en niños más grandes, juega un rol fundamental en el insomnio el uso excesivo de pantallas, ya sean celulares, tablets, computadores, consolas, etc. La producción de melatonina se bloquea frente a la luz, es por esto que las pantallas alteran su producción natural. Considerando todos estos factores, la solución al insomnio en niños, está lejos de administrar hormonas o medicamentos”, señala la especialista en sueño infantil.

Así también, la neuropediatra de Clínica Somno explica que “no todos los niños necesitan la misma cantidad de horas de sueño, existen rangos según edad. La gran mayoría de las personas con sueño normal se sitúan dentro de un rpromedio de horas. Si existe un déficit o exceso de sueño, sería recomendable una evaluación médica, para ver si existe algún trastorno asociado”.

Cuánto debiese dormir un niño según su edad:

1 año: 10 a 16 horas, con un promedio de 14 horas.

3 años: 10 a 15 horas, con un promedio de 12,5 horas.

7 años: 9 a 12 horas, con un promedio de 10,5 horas.

12 años: 8 a 11 horas, con un promedio de 9,5 horas.

16 años: 6,5 a 9,5 horas, con un promedio de 8 horas.

El ambiente adecuado para un buen sueño en niños:

Mantener un lugar estable para dormir, esto significa evitar cambiarlo a la cama de los padres u otros.

Seguir un horario relativamente fijo para iniciar la rutina de sueño, el cual puede tener una variación de 1 hora durante los días de semana y hasta 2 horas los fines de semana.

Crear una rutina de sueño, es decir, hacer una especie de ritual estereotipado previo a dormir, que incluye disminuir los estímulos sonoros y luminosos al mínimo, se pueden incluir cantos y cuentos para que el niño vaya asociando que ya es hora de dormir.

Se recomienda que los niños concilien el sueño en su cama, no en brazos ni en el coche.

El dormitorio de los niños debe ser acogedor, con ropa de cama adecuada, evitar el sobreabrigo, adecuar las condiciones según cada niño, por ejemplo en caso de miedo a la oscuridad, se puede implementar una luz tenue para producirle un ambiente seguro.

Se debe evitar el consumo de todos los alimentos estimulantes, entre los cuales están las bebidas cola, té, café y chocolate. La comida debe ser al menos 1 hora antes de ir a la cama.

 

 

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