Una preocupante noticia surgió recientemente luego que el fiscal general adjunto del estado de Washington, Estados Unidos, Bill Sherman, confesara al diario británico The Guardian, que Monsanto produjo y vendió durante años bifenilos policlorados (PCB), a sabiendas de sus efectos perjudiciales para la salud.
Bill Sherman lleva adelante una demanda contra la multinacional Monsanto, hoy propiedad de la germana Bayer y ésta se respalda en más de 20 mil memorandos internos, minutas, cartas, reuniones y cientos de documentos que han salido a la luz recientemente.
La mayoría de ellos fueron obtenidos gracias a Posion Papers Project, una iniciativa que busca develar “la historia oculta” de la producción de químicos y pesticidas en EE.UU.
“Si son auténticos, estos registros confirman que Monsanto sabía que el PCB era dañino para el medio ambiente, y siguió vendiéndolo a pesar de ello”, declaró Sherman al diario británico ‘The Guardian‘. La empresa “conocía los peligros, pero los escondió al público para obtener ganancias“, añadió.
Monsanto, que en la actualidad es quizás la mayor multinacional en el ramo agroalimentario, enfrenta no sólo la demanda del estado de Washington, sino también procesos judiciales iniciados por autoridades de otras localidades estadounidenses, como Spokane, Long Beach, Portland, San Diego, San José, Oakland y Berkeley.
En caso de que sea encontrada culpable, la sanción recaerá sobre la empresa alemana Bayer, que compró Monsanto el año pasado.
La situación en Chile.
Recordemos que en el año 2014 el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet decidió retirar el proyecto que buscaba regular la producción y propiedad de las semillas para analizar con los datos internos e internacionales sobre la materia, con lo que se rechazó la denominada “Ley Monsanto”.
La medida pretendía patentar las nuevas semillas en Chile. En su momento Rodrigo Román, quien en ese momento era candidato a diputado del Partido Igualdad, aseguró que lo que provocaría esta ley, sería incluir en la dieta de los chilenos una gran cantidad de alimentos transgénicos y que el proyecto está “hecho a la medida” de la transnacional Monsanto, que mantiene una “dudosa reputación científica” internacional.
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