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Era su primera conferencia de prensa en 6 meses, y por eso había grandes expectativas sobre las palabras de Donald Trump.

Pero quienes apostaban a ver un cambio, ahora que ya no es candidato sino presidente electo, quedaron defraudados: éste es el Trump de siempre.

El mismo que basó su campaña en apelar a los más bajos instintos del electorado, difundiendo mentiras, atizando el odio contra minorías como mexicanos y musulmanes, e insultando a quien osara atravesarse en su camino.

Trump acusó a CNN de “ser noticias falsas”, por haber publicado ayer una información que al propio Trump le consta que es verdadera: que los órganos de inteligencia le entregaron al presidente electo un informe sobre posibles datos comprometedores de Rusia acerca de él  CNN no divulgó el contenido de dicho informe por no haber comprobado su veracidad.

Una noticia fundamental, considerando la estrecha cercanía que Trump ha mostrado con el jerarca ruso Vladimir Putin, al punto de alinearse con él y no con su propio país, en la disputa por el espionaje informático para influir en las últimas elecciones.

Trump también anunció que sus hijos se harán cargo de manejar su fortuna, una decisión que por cierto no resuelve en nada los gigantescos conflictos de interés de un magnate con negocios en todo el planeta. 

Y finalmente, pese a que había prometido publicar sus declaraciones de impuestos, algo que todos los candidatos y presidentes han hecho en los últimos 40 años, ahora Trump dijo que no lo hará.

Como argumento para romper su promesa, dijo: “yo gané”. Es que ésa, la de ganar a como dé lugar, parece ser la única moral de quien en 8 días más se convertirá en el hombre más poderoso del mundo.

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